Del socialismo utópico al socialismo científico
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cias obreras en cuanto al sufragio universal fueron
haciéndose irresistibles. Mientras en los
"whigs", los caudillos de los liberales, temblaban
de miedo, Disraeli demostraba su superioridad; supo
aprovechar el momento propicio para los "tories"
introduciendo en los distritos electorales urbanos el
régimen electoral del household suffrage
(*) y, en relación con éste, una nueva
distribución de los distritos electorales. A esto
siguió poco después el ballot
(**); luego, en 1884, el household suffrage
hízose extensivo a todos los distritos, incluso a los
de condado, y se introdujo una nueva distribución de
las circunscripciones electorales, que las nivelaba hasta
cierto punto. Todas estas reformas aumentaron de tal modo la
fuerza de la clase obrera en las elecciones, que ésta
representaba ya a la mayoría de los electorales en 150
a 200 distritos. ¡Pero no hay mejor escuela de respeto
a la tradición que el sistema parlamentario! Si la
clase media mira con devoción y veneración al
grupo que lord John Manners llama bromeando "nuestra
vieja nobleza", la masa de obreros miraba en aquel
tiempo con respeto y acatamiento a la que entonces se llamaba
"la clase mejor", la burguesía. En realidad,
el obrero británico de hace quince años era ese
obrero modelo cuya consideración respetuosa por la
posición de su patrono y cuya timidez y humildad al
plantear sus propias reivindicaciones ponían un poco
de bálsamo en las heridas que a nuestros socialistas
alemanes de cátedra les inferían las
incorregibles tendencias comunistas y revolucionarias de los
obreros de su país.
Sin embargo, los burgueses ingleses, como buenos hombres de negocios, veían más allá que los profesores alemanes. Sólo de mala gana habían compartido el Poder con los obreros. Durante el período cartista, habían tenido ocasión de aprender de lo que era capaz el pueblo, aquel puer robustus sed malitiosus. Desde entonces, habían tenido que aceptar y ver convertida en ley nacional la mayor parte de la Carta del Pueblo. Ahora más que nunca era importante tener al pueblo a raya mediante recursos morales; y el recurso moral primero y más importante con que se podía influenciar a las masas seguía siendo la religión. De aquí la mayoría de puestos otorgados a curas en los organismos escolares y de aquí que la burguesía se imponga a sí misma cada vez más tributos para sostener toda clase de revivalismos, desde el ritualismo hasta el Ejército de Salvación. (*) El household suffrage establecía el derecho de voto para todo el que viviese en casa independiente. (N. de la Editorial.) (**) Votación secreta. (N. de la Edit.) |