Del socialismo utópico al socialismo científico
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Todavía hoy los debates inacabables de la Prensa sobre
la middle-class education (*) revelan que la
clase media inglesa no se considera aún bastante buena
para recibir la mejor educación y busca algo
más modesto. Por eso, aun después de la
derogación de las leyes cerealistas, se
consideró como algo muy natural que los que
habían arrancado el triunfo, los Cobden, los Bright,
los Forster, etc., quedasen privados de toda
participación en el Gobierno oficial, hasta que por
último, veinte años después, una nueva
ley de Reforma les abrió las puertas del ministerio.
Hasta hoy día está la burguesía inglesa
tan profundamente penetrada de un sentimiento de inferioridad
social, que sostiene a costa suya y del pueblo una casta
decorativa de zánganos que tienen por oficio
representar dignamente a la nación en todos los actos
solemnes y se considera honradísima cuando se
encuentra a un burgués cualquiera reconocido como
digno de ingresar en esta corporación selecta y
privilegiada, que al fin y al cabo ha sido fabricada por la
misma burguesía.
Así, pues, la clase media industrial y comercial no había conseguido aún arrojar por completo del Poder político a la aristocracia terrateniente, cuando se presentó en escena el nuevo rival: la clase obrera. La reacción que se produjo después del movimiento cartista y las revoluciones continentales, unida a la expansión sin precedentes de la industria inglesa desde 1848 a 1866 (expansión que suele atribuirse sólo al librecambio, pero que se debió en mucha mayor parte a la extensión gigantesca de los ferrocarriles, los trasatlánticos y los medios de comunicación en general) volvió a poner a los obreros bajo la dependencia de los liberales, cuya ala radical formaban, como en los tiempos anteriores al cartismo. Pero, poco a poco, las exigen- Alemania empezó seriamente a fabricar para la exportación, encontró en estas colonias comerciales alemanas un instrumento que le prestó maravillosos servicios en la empresa de transformarse, en tan poco tiempo, de un país exportador de cereales en un país industrial de primer orden. Por fin, hace unos diez años, los fabricantes ingleses empezaron a inquietarse y a preguntar a sus embajadores y cónsulos cómo era que ya no podían retener a todos sus clientes. La respuesta unánime fue ésta: 1.º porque no os molestáis en aprender la lengua de vuestros clientes y exigís que ellos aprendan la vuestra, y 2.º porque no intentáis siquiera satisfacer las necesidades, las costumbres y los gustos de vuestros clientes, sino que queréis que se atengan a los vuestros, a los de Inglaterra. (Nota de Engels.) (*) Educación de la clase media. (N. de la Edit.) |