Del socialismo utópico al socialismo científico
página 49
No importa que el sistema de Hegel no resolviese
el problema que se planteaba. Su mérito, que sienta
época consistió en haberlo planteado. No en
vano se trata de un problema que ningún hombre solo
puede resolver. Y aunque Hegel era, con Saint-Simon, la
cabeza más universal de su tiempo, su horizonte
hallábase circunscrito, en primer lugar, por la
limitación inevitable de sus propios conocimientos, y,
en segundo lugar, por los conocimientos y concepciones de su
época, limitados también en extensión y
en profundidad. A esto hay que añadir una tercera
circunstancia. Hegel era idealista; es decir, que para
él las ideas de su cabeza no eran imágenes
más o menos abstractas de los objetos y
fenómenos de la realidad, sino que estas cosas y su
desarrollo se le antojaban, por el contrario, proyecciones
realizadas de la "Idea", que ya existía no
se sabe cómo, antes de que existiese el mundo.
Así, todo quedaba cabeza abajo, y se volvía
completamente del revés la concatenación real
del universo. Y por exactas y aun geniales que fuesen no
pocas de las conexiones concretas concebidas por Hegel, era
inevitable, por las razones a que acabamos de aludir, que
muchos de sus detalles tuviesen un carácter
amañado, artificioso, construido; falso, en una
palabra. El sistema de Hegel fue un aborto gigantesco, pero
el último de su género. En efecto,
seguía adoleciendo de una contradicción
íntima incurable; pues, mientras de una parte
arrancaba como supuesto esencial de la concepción
histórica, según la cual la historia humana es
un proceso de desarrollo que no puede, por su naturaleza,
encontrar remate intelectual en el descubrimiento de eso que
llaman verdad absoluta, de la otra se nos presenta
precisamente como suma y compendio de esa verdad absoluta. Un
sistema universal y definitivamente plasmado del conocimiento
de la naturaleza y de la historia es incompatible con las
leyes fundamentales del pensamiento dialéctico; lo
cual no excluye, sino que, lejos de ello, implica que el
conocimiento sistemático del mundo exterior en su
totalidad pueda progresar gigantescamente de
generación en generación.
La conciencia de la total inversión en que incurría el idealismo alemán llevó necesariamente al materialismo; pero no, adviértase |