Del socialismo utópico al socialismo científico
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dios de trabajo seguía apropiándose el
producto, aunque éste ya no era un producto
suyo, sino fruto exclusivo del trabajo ajeno.
De este modo, los productos, creados ahora socialmente, no
pasaban a ser propiedad de aquellos que puesto realmente en
marcha los medios de producción y que eran sus
verdaderos creadores, sino del capitalista. Los medios
de producción y la producción se habían
convertido esencialmente en factores sociales. Y, sin
embargo, veíanse sometidos a una forma de
apropiación que presupone la producción privada
individual, es decir, aquella en que cada cual es
dueño de su propio producto y, como tal, acude con
él al mercado. El modo de producción se ve
sujeto a esta forma de apropiación, a pesar de que
destruye el supuesto sobre que descansa (*). En esta
contradicción, que imprime al nuevo modo de
producción su carácter capitalista, se
encierra, en germen, todo el conflicto de los tiempos
actuales. Y cuanto más el nuevo modo de
producción se impone e impera en todos los campos
fundamentales de la producción y en todos los
países económicamente importantes, desplazando
a la producción individual, salvo vestigios
insignificantes, mayor es la evidencia con que se revela
la incompatibilidad entre la producción social y la
apropiación capitalista.
Los primeros capitalistas se encontraron ya, como queda dicho, con la forma del trabajo asalariado. Pero como excepción, como ocupación secundaria, como mera ayuda, como punto de transición. El labrador que salía de vez en cuando a ganar un jornal, tenía sus dos fanegas de tierra propia, de las que, en caso extremo, podía vivir. Las ordenanzas gremiales velaban por que los oficiales de hoy se convirtiesen mañana en maestros. Pero, tan pronto como los demdios de producción adquirieron un carácter social y se concentraron en manos de los capitalistas, las cosas cambiaron. Los medios de produ- (*) No necesitamos explicar que, aun cuando la forma de apropiación permaneza invariable, el carácter de la apropiación sufre una revolución por el proceso que describimos, en no menor grado que la producción misma. La apropiación de un producto propio y la apropiación de un producto ajeno, son evidentemente, dos formas muy distintas de apropiación. Y advertimos de pasada que el trabajo asalariado, en el que se contiene ya el germen de todo el modo capitalista de producción, es muy antiguo; coexistió durante siglos enteros, en casos aislados y dispersos, con la esclavitud. Sin embargo, este germen sólo pudo desarrollarse hasta formar el modo capitalista de producción cuando se dieron las premisas históricas adecuadas. (Nota de Engels.) |