Del socialismo utópico al socialismo científico
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Ya la verdad es que también en Inglaterra comienzan
otra vez los obreros a moverse. Indudablemente, el obrero
inglés está atado por una serie de tradiciones.
Tradiciones burguesas, como la tan extendida creencia de que
no pueden existir más que dos partidos, el conservador
y el liberal, y de que la clase obrera tiene que valerse del
gran partido liberal para laborar por su emancipación.
Y tradiciones obreras, heredadas de los tiempos de sus
primeros tanteos de actuación independiente, como la
eliminación, en numerosas y antiguas tradeuniones, de
todos aquellos obreros que no han tenido un determinado
tiempo reglamentario de aprendizaje; lo que significa, en
rigor, que cada una de estas uniones se crea sus propios
esquiroles. Pero, a pesar de todo esto y mucho más, la
clase obrera inglesa avanza, como el mismo profesor Brentano
se ha visto obligado a comunicar, con harto dolor, a sus
hermanos, los socialistas de cátedra. Avanza, como
todo en Inglaterra, con paso lento y mesurado, vacilante
aquí, y allí mediante tanteos, a veces
estériles; avanza a trechos, con una desconfianza
excesivamente prudente hacia el nombre de Socialismo, pero
asimilándose poco a poco la esencia. Avanza, y su
avance va comunicándose a una capa obrera tras otra.
Ahora, ha sacudido el letargo de los obreros no cualificados
del East End de Londres, y todos nosotros hemos visto
qué magnífico empuje han dado, a su vez, a la
clase obrera estas nuevas fuerzas. Y si el ritmo del
movimiento no es aconsonantado a la impaciencia de unos u
otros, no deben olvidar que es precisamente la clase obrera
la que mantiene vivos los mejores rasgos del carácter
nacional inglés y que en Inglaterra, cuando se da un
paso hacia adelante, ya no se pierde jamás. Si los
hijos de los viejos cartistas no dieron de sí, por los
motivos indicados, todo lo que de ellos se podía
esperar parece que los nietos van a ser dignos de sus
abuelos.
Además, el triunfo de la clase obrera europea no depende solamente de Inglaterra. Este triunfo sólo puede asegurarse mediante la cooperación, por lo menos, de Inglaterra, Francia y Alemania. En estos dos últimos países, el movimiento obrero le lleva un buen trecho de delantera al de Inglaterra. En Alemania se halla incluso una distancia ya mesurable del triunfo. Los progresos obtenidos aquí desde hace veinticinco años no tienen precedente. El movimiento obrero alemán avanza con velocidad acelarada. Y si la burguesía alemana ha dado pruebas de su carencia lamentable de capacidad política, de disciplina, de bravura, de energía y de perseverancia, la |