Del socialismo utópico al socialismo científico
página 10
Nuestro agnóstico reconoce también
que todos nuestros conocimientos descansan en las
comunicaciones que recibimos por medio de nuestros sentidos.
Pero ¿cómo sabemos -añade- si nuestros
sentidos nos transmiten realmente una imagen exacta de los
objetos que percibimos a través de ellos? Y a
continuación nos dice que cuando habla de las cosas o
de sus propiedades, no se refiere, en realidad, a estas cosas
ni a sus propiedades, acerca de las cuales no puede saber
nada de cierto, sino solamente a las impresiones que dejan en
sus sentidos. Es, ciertamente, un modo de concebir que parece
difícil rebatir por vía de simple
argumentación. Pero los hombres, antes de argumentar,
habían actuado. "Im Anfang war die
Tat" (*). Y la acción humana
había resuelto la dificultad mucho antes de que las
cavilaciones humanas la inventasen. The proof of the
pudding is in the eating (**). Desde el momento en
que aplicamos estas cosas, con arreglo a las cualidades que
percibimos en ellas, a nuestro propio gusto, sometemos las
percepciones de nuestros sentidos a una prueba infalible en
cuanto a su exactitud o falsedad. Si estas percepciones
fuesen falsas, lo sería también nuestro juicio
acerca de la posibilidad de emplear la cosa de que se trata,
y nuestro intento de emplearla tendría que fracasar
forzosamente. Pero si conseguimos el fin perseguido, si
encontramos que la cosa corresponde a la idea que nos
formábamos de ella, que nos da lo que de ella
esperábamos al emplearla, tendremos la prueba positiva
de que, dentro de estos límites, nuestras
percepciones acerca de esta cosa y de sus propiedades
coinciden con la realidad existente fuera de nosotros. En
cambio, si nos encontramos con que hemos dado un golpe en
falso, no tardamos generalmente mucho tiempo en descubrir las
causas de nuestro error; llegamos a la conclusión de
que la percepción en que se basaba nuestra
acción era incompleta y superficial, o se hallaba
enlazada con los resultados de otras percepciones de un modo
no justificado por la realidad de las cosas; es decir,
habíamos realizado lo que denominamos un razonamiento
(*) "En el principio era la acción." Palabras de Goethe en el Fausto. (N. de la Edit.) (**) "El pudin se prueba comiéndolo." (N. de la Editorial.) |