Del socialismo utópico al socialismo científico
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También en Francia seguía siendo al principio una doctrina exclusivamente aristocrática. Pero su carácter revolucionario no tardó en revelarse. Los materialistas franceses no limitaban su crítica simplemente a las materias religiosas, sino que la hacían extensiva a todas las tradiciones científicas y a todas las instituciones políticas de su tiempo; para demostrar la posibilidad de apliación universal de su teoría, siguieron el camino más corto: la aplicaron audazmente a todos los objetos del saber en la Encyclopédie, la obra gigantesca que les valió el nombre de "enciclopedistas". De este modo, el materialismo, bajo una u otra forma -como materialismo declarado o como deísmo-, se convirtió en el credo de toda la juventud culta de Francia; hasta tal punto, que durante la Gran Revolución la teoría creada por los realistas ingleses sirvió de bandera teórica a los republicanos y terroristas franceses, y de ella salió el texto de la Declaración de los Derechos del Hombre (*).
  La Gran Revolución francesa fue la tercera insurrección de la burguesía, pero la primera que se despojó totalmente del manto religioso, dando la batalla en el campo político abierto. Y fue también la primera que llevó realmente la batalla hasta la destrucción de uno de los dos combatientes, la aristocracia, y el triungo del otro, la burguesía. En Inglaterra, la continuidad ininterrumpida de las instituciones prerrevolucionarias y posrevolucionarias y la transacción sellada entre los grandes terratenientes y los capitalistas, encontraban su expresión en la continuidad de los precedentes judiciales, así como en la respetuosa conservación de las formas legales del feudalismo. En Francia, la revolución rompió plenamente con las tradiciones del pasado, barrió los últimos vestigios del feudalismo y creó, con el Code civil, una adaptación magistral a las relaciones capitalistas modernas del antiguo Derecho romano, de aquella expresión casi perfecta de las relaciones jurídicas derivadas de la fase económica que Marx llama la "producción de mecancías"; tan magistral, que este Código francés revolucionario sirve todavía hoy en todos los países -sin exceptuar a Inglaterra- de modelo para las reformas del derecho de propiedad.


  (*) "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano". Declaración aprobada por la Asamblea Constituyente de Francia en agosto de 1789, en tiempos de la revolución burguesa francesa. En la Declaración se prolamaban los derechos del hombre a la libertad y a la igualdad, a resistir a la explotación y otros más. (N. de la Edit.)